miércoles, 27 de julio de 2022

 



Aiko era una bella niña de cabello lacio color negro y ojitos rasgados. Provenía de una familia oriental, pero vivía en un mundo muy, pero muy occidental.


Sus rasgos no se parecían a los de sus compañeros de colegio y más de una vez, Aiko sentía que esas diferencias la alejaban de los otros niños.


La niña no sólo era bella, sino que tenía un buen corazón que muchas veces se sentía triste porque la hacían a un lado.


Cierto día, cansada de ser diferente al resto, se paró frente al espejo y comenzó a abrir los ojos tanto como pudo, cosa tan incómoda que al poco tiempo los cerró. No le importó, volvió a intentarlo. Los abría y los abría, cada vez más grandes, con la ilusión de perder esa forma rasgada y adoptar otra más común.


Pasó el hermanito por su cuarto y se quedó paradito viendo cómo su hermana gesticulaba abriendo los ojos.


– ¿Te sientes bien? -preguntó el pequeño.

– Perfectamente -contestó la niña.

– Entonces ¿Qué es lo que te asombra tanto?

– Nada ¿por qué lo preguntas?

– Tienes cara de asombro, mejor dicho pones cara de asombro. Abres los ojos como si te hubiesen dado una gran sorpresa ¡Dime, dime, yo quiero sorprenderme también! -insistió el hermanito.

Aiko no contestó y cerró su puerta. Aún encerrada en su cuarto podía escuchar los gritos de su hermano:


– ¡Mamá, mamá! ¡Aiko está escondiendo una sorpresa!

Llegó la hora de cenar y a la pequeña le dolía la carita de tanto gesticular, pero no dijo nada.


Esa noche le costó conciliar el sueño.

Pensaba en que era muy difícil ser tan diferente al resto. Aiko tenía la sensación que ser diferente estaba mal, que no era bien visto. Cierto es que algunas personas se lo habían hecho sentir, pero no todas.


¿Cómo haría entonces para parecerse más a sus compañeros del colegio? ¿Por qué no se llamaba María, Manuela o Paula? ¿Por qué ese nombre que era tan distinto, como ella? ¿Por qué no podía tener los ojos como todos los demás u otro color de cabello? Ser alta, tener rulos.


Esa noche la pequeña casi no durmió pensando en todo lo que podría haber sido y no era. En todo lo que quería ser y no era.


Se levantó cansada y sin ganas de hablar.

– ¿Me dirás ahora cuál era la sorpresa? -preguntó entusiasmado su hermano.

– No hay tal sorpresa -contestó la niña.

Y el hermanito tuvo la prudencia de no insistir, era evidente que su hermana no estaba de humor.


Ese día en el colegio, como tantos otros días, Aiko había recibido comentarios que la hacían sufrir: ¿Por qué siempre parece que tienes sueño? ¡Qué ojos tan estirados tienes! ¿Tu familia también tiene los ojos como largas lombrices?


Aiko volvió triste.

Sus padres le preguntaron qué había sucedido, pero la niña no quiso contestar. ¿Cómo decirle a su papá que no le gustaba tener sus mismos rasgos, sus mismos ojos? ¿Y si se enojaba? ¿Y si lo hacía sentir mal por ello? No, no podía, debía solucionar el tema de otra manera.


Esa tarde se dedicó a pensar en cómo podría cambiar su aspecto. Teñirse el cabello a esa edad no era una alternativa, además muchas niñas occidentales tenían el mismo color de ella. Crecer ya crecería con el tiempo. Tal vez pudiese pedirle a su madre que le hiciera unos bucles, pero… ¿Y sus ojitos? Los quería redondos como los de sus compañeros, pero era evidente que con abrirlos y cerrarlos muchas veces su forma no cambiaría. ¡Lentes de sol! ¡Esa era la solución!


Unos grandes lentes como los que usaba su mami y que no dejarían ver sus ojos.


La mañana siguiente tomó de su mamá los lentes y los escondió en su mochila. Sabía que sus padres no le permitirían ir al colegio con lentes de sol.


Llegó al colegio y se los colocó pensando en que ese día estaría tranquila, que nadie le haría comentarios respecto de sus ojos. Aiko estaba muy equivocada: ¿Qué te pasa? ¿Tienes conjuntivitis? ¿Es contagiosa? ¿Estás enferma? ¿De quién te escondes? Esas y otras fueron muchas preguntas que Aiko tuvo que contestar como pudo.


Su maestra se dio cuenta del por qué Aiko se colocaba esos lentes.

Si bien no era correcto ir al colegio con anteojos de sol, sabía que la niña sufría y pensó que esa idea que Aiko había tenido, podía servirle para ayudarla, no del modo que la niña pensaba, pero ayudarla al fin.


Habló con las autoridades del colegio y con los papás de la pequeña y todos estuvieron de acuerdo en dejar que la niña usara esos oscuros y grandes lentes por un tiempo.


La niña empezó a ver la vida de otro modo que no era más bello, por el contrario. No apreciaba los colores. No veía bien el pizarrón, no jugaba tranquila por miedo a que sus lentes se rompieran. Todo estaba teñido de una oscuridad que antes no había experimentado. Los otros niños ya se había acostumbrado, pero Aiko empezaba a sentirse extraña y hasta molesta.


Pasado un tiempo de errores en los cuadernos, juegos no jugados y cosas bellas no apreciadas, la maestra supo que el momento de hablar con la pequeña. Era evidente que Aiko tampoco la estaba pasando bien, aunque sus ojitos no fuesen motivo de comentario.


– Dime Aiko ¿Te sientes mejor desde que usas los lentes? -preguntó la maestra acariciando el lacio cabello de la niña.

Hubo un silencio que lo dijo todo.

– ¿Ves lo que ocurre? –preguntó la maestra- con los lentes no veo la expresión de tu rostro y con ello pierdo algo maravilloso y tú pierdes demostrarle a los demás cuáles son tus sensaciones.

– No me gustan mis ojos, dijo la niña.

– Lo sé y no entiendo por qué.

– Porque son distintos a los de todos los demás -contestó Aiko.

– Eso no los hace ni más bellos, ni más feos. Mira pequeña, tus ojitos son parte de ti, su forma rasgada es parte de ti y todo lo que sea parte de ti es valioso. No es mejor ni peor un color de cabello o de piel.

– A algunos niños no les gustan -dijo triste la niña.

– A muchos no les gusta el helado de frutilla y sin embargo es mi preferido -contestó sonriente la maestra.

Y prosiguió:


– Mira linda, no ganarás nada escondiendo quien eres y cómo eres. Es más, pierdes. Los colores no son los mismos, no te manejas con la misma libertad de movimiento, no ves bien y por sobre todas las cosas, no eres tú. Esos bellos ojitos te acompañarán toda la vida, son parte de ti y sería bueno que te aceptes. Es cierto que aquí pocas personas los tienen, pero también es cierto que a pocas personas les gusta la coliflor y yo no puedo parar de comerla.

Aiko ya miraba a su maestra sin los lentes y sin ellos, era mucho más bella.


– Acéptate y acepta tus orígenes, no importa qué tan lejos esté el país de dónde vienen tus abuelos, es allí donde tu familia comenzó a formarse. Te entristeces porque crees que los niños no te quieren, pero debes empezar por quererte a ti misma, luego verás como todo va mejor.

Y la maestra no se equivocó.

Aiko devolvió los lentes a su mamá y se no paró más frente al espejo abriendo y cerrando sus ojos.


Ya no pretendía cambiarles la forma. Supo incluso que su nombre, que tanto le disgustaba, significaba “hija amada” y jamás volvió a desear llamarse María, Manuela o Paula.


Ahora Aiko se quería y se aceptaba de tal modo que reía sin parar aunque sus ojitos se rasgaran más todavía.


Fin.

Los ojitos de Aiko es un cuento de la escritora Liana Castello.


Se podría decir que vivimos con la extraña idea de que no somos suficientes o de que todavía nos queda algo para ser completos, compitiendo continuamente por tener una imagen de nosotros mismos muy distinta; sin darnos cuenta que la verdadera lucha se encuentra en nuestro interior y en la forma en la que tenemos de vernos. Esta mirada interna no es ni de lejos todo lo amigable que nos merecemos, porque básicamente no nos han enseñando a querernos y nuestra autoestima es baja, sentirnos a gusto en nuestra propia piel, color, rasgos, es tener la valentía de mirar de frente  todos los rasgos de nuestra personalidad y aceptarlos. Solo desde este punto de partida podremos caminar por la vida en paz y abiertos a todo lo que nos ofrece. Mil gracias bellos amigos por sus apreciables visitas, dejo un enorme abrazo con muNcho cariño, su siempre amiga mexicana_______Kimera













viernes, 15 de julio de 2022

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE







CUANDO LLEGUE A MI CASA ESA NOCHE, MIENTRAS QUE MI ESPOSA ME SERVIA LA CENA, LE TOME SU MANO Y LE DIJE...TENGO ALGO QUE DECIRTE, ELLA SE SENTÓ Y COMIÓ CALLADA.

DE PRONTO NO SABIA COMO ABRIR MI BOCA. PERO TENIA QUE DECIRLE LO QUE ESTABA PENSANDO.

"QUIERO EL DIVORCIO".

ELLA NO PARECÍA ESTAR DISGUSTADA POR MIS PALABRAS Y ME PREGUNTO SUAVEMENTE,  ¿ PORQUÉ ?

ESA NOCHE PENSABA QUE  ELLA HABÍA PERDIDO MI CORAZÓN Y OTRA MUJER LLAMADA JUANA, SE LO HABÍA GANADO,  YO,  YA NO AMABA A MI ESPOSA, SOLAMENTE LE TENIA LASTIMA, CON UN GRAN SENTIDO DE CULPABILIDAD
ESCRIBÍ UN ACUERDO DE DIVORCIO Y EN ESTE ACUERDO ELLA SE QUEDABA CON LA CASA, EL CARRO Y EL 30% DEL NUESTRO NEGOCIO.

ELLA MIRO EL ACUERDO Y LO ROMPIÓ EN PEDAZOS, ELLA PASO 10 AÑOS DE SU VIDA CONMIGO Y ERAMOS COMO EXTRAÑOS.. YO LE TENIA LASTIMA, POR TODO SU TIEMPO PERDIDO, SU ENERGÍA PERO YA NO PODÍA CAMBIAR, YO AMABA A JUANA.

LA IDEA DEL DIVORCIO AHORA ERA MAS CLARA PARA MI. EL PRÓXIMO DÍA LLEGUE A CASA Y LA ENCONTRÉ ESCRIBIENDO EN LA MESA. NO CENE Y ME FUI A DORMIR, ESTABA MUY CANSADO DE HABER PASADO EL DÍA CON JUANA. CUANDO DESPERTÉ, TODAVÍA ESTABA MI ESPOSA ESCRIBIENDO EN LA MESA. NO ME IMPORTO, ME VIRE Y SEGUÍ DURMIENDO. POR LA MAÑANA MI ESPOSA ME PRESENTO SUS CONDICIONES PARA EL DIVORCIO: NO QUERÍA NADA DE MI,  PERO NECESITABA UN MES DE AVISO ANTES DEL DIVORCIO.

ME PEDÍA EN EL DIVORCIO QUE POR UN MES TENDRÍAMOS QUE VIVIR COMO SI NADA Y LLEVARNOS NORMAL. SU RAZÓN ERA SIMPLE, NUESTRO HIJO TENIA TODO ESE MES EXÁMENES Y NO QUERÍA MOLESTARLO CON NUESTRO MATRIMONIO QUEBRANTADO. YO ESTUVE DE ACUERDO, PERO ELLA TENIA OTRA PETICIÓN, QUE ME ACORDARA CUANDO YO LA CARGUE A NUESTRO CUARTO EL DÍA QUE NOS CASAMOS.

ME PIDIÓ QUE POR ESE MES, TODOS LOS DÍAS LA CARGARA DEL CUARTO HASTA LA PUERTA DE SALIDA DE LA CASA .. PENSÉ QUE SE ESTABA VOLVIENDO LOCA PERO PARA QUE LA FIESTA FUERA EN PAZ ACEPTE. LE CONTÉ A JUANA LO QUE MI ESPOSA ME PIDIÓ Y JUANA SE REÍA EN VOZ ALTA Y DIJO QUE ERA ABSURDA ESA PETICIÓN, QUE NO IMPORTABA QUE TRUCO MI ESPOSA USARA, QUE ERA A ELLA A QUIEN AMABA, SE CARCAJEABA FUERTE LLAMÁNDOLE ILUSA, POCA MUJER QUE NO SUPO DETENER A SU HOMBRE, QUE TENÍA QUE DARME EL DIVORCIO Y QUE ELLA HABÍA GANADO.

MI ESPOSA Y YO NO TENÍAMOS CONTACTO FÍSICO DESDE QUE EXPRESE MIS INTENSIONES DE DIVORCIO, ASÍ QUE CUANDO LA CARGUE EL PRIMER DÍA HASTA LA PUERTA DEL FRENTE, LOS DOS NOS SENTIMOS MAL. NUESTRO HIJO CAMINABA DETRÁS APLAUDIÉNDONOS Y DICIENDO; PAPÁ ESTA CARGANDO A MI MAMI ES SUS BRAZOS.

SUS PALABRAS ME DIERON MUCHO DOLOR. CAMINE LOS 10 METROS CON MI ESPOSA EN MIS BRAZOS, ELLA CERRO LOS OJOS Y ME DIJO EN VOZ BAJA, NO LE DIGAS A NUESTRO HIJO DEL DIVORCIO, LE SEÑALÉ CON LA CABEZA UN POCO DISGUSTADO, LA BAJE CUANDO LLEGUE A LA PUERTA, SE FUE A ESPERAR EL TRANSPORTE PARA IR AL TRABAJO. MIENTRAS YO LLEVABA A MI HIJO AL COLEGIO.

EL SEGUNDO DÍA, LOS DOS ESTABÁMOS MAS RELAJADOS, ELLA SE APOYO A MI PECHO, PUDE SENTIR SU FRAGANCIA DE SU BLUSA. ME DI CUENTA QUE HACIA TIEMPO QUE NO LA MIRABA DETENIDAMENTE. ME DI CUENTA QUE YA NO ERA TAN JOVEN, TENÍA ALGUNAS ARRUGAS, ALGUNAS CANAS, ERA NOTABLE EL DAÑO DE NUESTRO MATRIMONIO,  POR UN MOMENTO PENSÉ Y ME PREGUNTE, ¿QUÉ FUE LO QUE LE HICE?

EL CUARTO DÍA, LA CARGUE, SENTÍ QUE LA INTIMIDAD ESTABA REGRESANDO ENTRE AMBOS. ESTA ERA LA MUJER QUE ME DIO 10 AÑOS DE SU VIDA...DE SU JUVENTUD... EN EL QUINTO Y SEXTO DÍA, SEGUÍA CRECIENDO NUESTRA INTIMIDAD. NO LE DIJE NADA A JUANA AL RESPECTO.

CADA DÍA ERA MAS FÁCIL CARGAR A MI ESPOSA Y EL MES SE IBA CORRIENDO... PENSÉ QUE ME ESTABA ACOSTUMBRANDO A CARGARLA Y POR ESO ERA MENOS NOTABLE CARGAR EL PESO DE SU CUERPO. UNA MAÑANA ELLA ESTABA MIRANDO QUE PONERSE, SE HABÍA PROBADO MUCHOS VESTIDOS PERO NO LE SERVÍAN..QUEJÁNDOSE DIJO; MIS VESTIDOS SE HAN PUESTO GRANDES Y FUE AHÍ QUE ME DI CUENTA QUE ESTABA MUY DELGADA, Y ESA ERA LA RAZÓN POR CUAL YO NO SENTÍA SU PESO AL CARGARLA. DE PRONTO ME DI CUENTA QUE SE HABÍA ENTERRADO MUCHO DOLOR Y AMARGURA, PERO NUNCA DECÍA NADA.

SIN DARME CUENTA LE TOQUE SU CABELLO. NUESTRO HIJO ENTRO AL CUARTO Y DIJO; PAPÁ LLEGO EL MOMENTO DE QUE CARGUES A MAMÁ HASTA LA PUERTA. PARA MI HIJO VER A SU PADRE DÍA TRAS DÍA CARGAR A SU MAMÁ HASTA LA PUERTA, SE HABÍA CONVERTIDO EN UNA PARTE ESENCIAL DE SU VIDA. MI ESPOSA LO ABRAZO, YO VIRE MI CARA SENTÍ TEMOR QUE CAMBIARÍA MI FORMA DE PENSAR  SOBRE EL DIVORCIO.

YA CARGAR A MI ESPOSA EN MIS BRAZOS HASTA LA PUERTA, SE SENTÍA IGUAL QUE EL PRIMER DÍA DE NUESTRA BODA. ELLA ACARICIABA ME CUELLO SUAVEMENTE Y NATURAL. YO LA ABRAZABA FUERTEMENTE, IGUAL QUE NUESTRA NOCHE DE BODAS. LA ABRACE Y NO ME MOVÍ, PERO LA SENTÍ TAN LIVIANITA Y DELGADA QUE ME DIO TRISTEZA. EL ULTIMO DÍA IGUAL LA ABRACE Y NO QUERÍA SOLTARLA. MI HIJO IBA PARA LA ESCUELA. MANEJE PARA LA OFICINA, SALÍ DEL CARRO SIN CERRAR LA PUERTA, SUBÍ LA ESCALERA, JUANA ME ABRIÓ LA PUERTA, Y LE DIJE:

DISCÚLPAME, LO SIENTO, NO QUIERO DIVORCIARME DE MI ESPOSA.

JUANA ME MIRO , ME PREGUNTO SI YO TENIA FIEBRE,  LE DIJE,  MI ESPOSA Y YO NOS AMAMOS, ERA QUE ENTRAMOS EN RUTINA Y ESTÁBAMOS ABURRIDOS, NO VALORAMOS LOS DETALLES DE NUESTRA VIDA DESDE QUE EMPECE A CARGARLA DEL CUARTO A LA PUERTA, ME DOY CUENTA QUE DEBO CARGARLA POR EL RESTO DE NUESTRAS VIDAS, HASTA LA MUERTE... JUANA, EMPEZÓ A LLORAR, ME MALDIJO, DICIENDO QUE ME ARREPENTIRÍA EL RESTO DE MI VIDA, POR QUE YO LA HABÍA ILUSIONADO, INSULTO A MI ESPOSA, ME DIO UNA BOFETADA Y TIRO LA PUERTA, DICIENDO QUE REGRESARÍA A BUSCARLA A ELLA, ARGUMENTANDO QUE ELLA ERA MUCHO MÁS MUJER QUE MI ESPOSA..  DI LA VUELTA Y BAJE LAS ESCALERAS, ME MONTE EN EL AUTO Y LLEGUE A LA FLORISTERÍA Y LE COMPRE FLORES A MI ESPOSA, LA JOVEN EN LA FLORISTERÍA ME PREGUNTO; QUE LE ESCRIBO EN LA TARJETA? TE CARGARE TODAS LAS MAÑANAS HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE..

LLEGUE A MI CASA CON FLORES EN LAS MANOS Y UNA SONRISA, CORRÍ Y SUBÍ LAS ESCALERAS Y ENTRE Y ENCONTRÉ A MI ESPOSA MUERTA.... MI ESPOSA ESTABA BATALLANDO LA ENFERMEDAD DE CÁNCER Y YO ESTABA TAN OCUPADO CON JUANA, QUE NO ME DI CUENTA.

MI ESPOSA SOSTENÍA UNA CARTA PARA MI:  SABÍA QUE SE ESTABA MURIENDO Y POR ESO ME PIDIÓ UN MES DE AVISO ANTES DEL DIVORCIO, PARA QUE NUESTRO HIJO NO LE QUEDARA UN MAL RECUERDO DE DIVORCIO, PARA QUE NO TUVIERA UNA REACCIÓN NEGATIVA.. POR LO MENOS LE QUEDARÍA A MI HIJO, EN SUS OJOS, QUE SU PADRE ERA UN ESPOSO QUE AMABA A SU ESPOSA. Y QUE ELLA NOS AMABA.



QUE TRISTEEEEEE, SABER QUE RECUPERABA SU FELICIDAD Y QUE ELLA NUNCA SE FUE, EL QUE SE FUÉ, FUE ÉL, ESTOS PEQUEÑOS DETALLES ES LO QUE IMPORTA EN UNA RELACIÓN, NO LA CASA, EL CARRO, EL DINERO EN EL BANCO. CREA UN AMBIENTE QUE CREES TE LLEVARÍA A LA FELICIDAD, PERO EN REALIDAD, NO ES ASÍ... TODAS LAS HISTORIAS DE FRACASO SON IGUALES,,,,SE DAN POR VENCIDOS CUANDO ESTÁN A PUNTO DE ENTRAR EN EL ÉXITO. NO SABEMOS LO QUE TENEMOS, HASTA QUE LO PERDEMOS QUEDA UN MAL SABOR DE BOCA, ME HUBIERA GUSTADO EL CLÁSICO FINAL FELIZ, PERO EN LA VIDA REAL ES ASÍ DE CRUEL, MUCHAS VECES NOS ENFOCAMOS EN TRABAJAR, EN GANAR CADA VEZ MÁS, PARA UNA MEJOR ESTABILIDAD ECONÓMICA, PERO COMO CADA CAUSA TIENE SU EFECTO,  EL AMOR A SU HIJO MUY GRANDE QUE HIZO QUE SUPIERA QUE SU PAPÁ SIEMPRE AMÓ A SU MAMÁ, MUCHO SACRIFICIO OJALÁ QUE ESTO NOS SIRVA PARA VALORARNOS MÁS Y CORRER A HACERNOS EL CHEQUEO MÉDICO, CUIDAR A NUESTROS SERES QUERIDOS Y A PESAR DE LOS ALTI  BAJOS LA VIDA ES BELLA Y PASA TAN DE PRISA, WOWWW BELLOS AMIGOS DESEO QUE LES HAYA GUSTADO LA REFLEXIÓN DE TODO CORAZÓN MIL GRACIAS POR SUS APRECIABLES VISITAS, LES DESEO UN DÍA ESPECTACULAR Y MUY FRUCTÍFERO Y UN MARAVILLOSO FIN DE SEMANA, DEJO UN ENORME ABRAZO CON MUCHO CARIÑO, SU SIEMPRE AMIGA MEXICANA________Kimera







Jajajaja si es ciertooo siempre me meto al bolón xoxo a recoger dulces para mi sobrinito..



Usa el cubre boca por el bien todos, aún no se ha erradicado está pandemia.




Lentes